Las playas y las aguas de recreo podrían ser mucho más seguras. Cada año podrían evitarse cientos de miles de ahogamientos si se aplicaran unas sencillas medidas de prevención. Para reducir al mínimo el número de defunciones, enfermedades y traumatismos en playas, mares, lagos y ríos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta sus Directrices sobre seguridad de los entornos de aguas de recreo.
Las playas y las masas de agua que no cumplen las normas de seguridad representan un problema para la salud pública en todo el mundo y pueden provocar enfermedades, discapacidades y defunciones. En África, América, Europa y el Pacífico las aguas de recreo, tanto las costeras como las aguas dulces interiores, suelen estar contaminadas con materias fecales y aguas residuales, por lo que su uso supone un riesgo para la salud humana.
«Los riesgos de infecciones, traumatismos y defunciones como consecuencia de accidentes y ahogamientos suponen una enorme carga de morbilidad en todo el mundo. Dado que las actividades acuáticas recreativas conllevan considerables beneficios potenciales para la salud en términos de actividad física y esparcimiento, es de primordial importancia velar por que esas actividades recreativas sean más seguras», ha dicho el Dr. Jamie Bartram, Coordinador del programa de la OMS Agua y Saneamiento para la Salud.
Las Directrices de la OMS se refieren a ahogamientos y traumatismos; exposición al frío, el calor y los rayos solares; calidad del agua; contaminación de las playas; y exposición a las algas, los agentes químicos y físicos y los organismos acuáticos peligrosos. La observancia de las Directrices puede hacer más segura la práctica de actividades tales como nadar, pescar, caminar, vadear, observar pájaros, tomar el sol y merendar en el campo.
Las Directrices recogen conocimientos disponibles sobre los efectos que el uso recreativo de los entornos costeros y de aguas dulces pueden tener en la salud humana, y proponen medios para controlar y vigilar los peligros. También se describen medidas de prevención para proteger la salud de los usuarios de aguas de recreo.
«Unas 400 000 personas mueren ahogadas cada año en todo el mundo, a pesarde que la gran mayoría de los accidentes de ahogamiento, así como muchos traumatismos producidos en el agua, son prevenibles. Es de esperar que la adopción de estas Directrices uniformes para la gestión de las aguas de recreo mejore la seguridad y reduzca considerablemente las pérdidas prematuras de vidas y los sufrimientos en todo el mundo», ha dicho el Sr.B. Chris Brewster, Vicepresidente de la International Life Saving Federation. La vigilancia de los niños por parte de los adultos, los límites legales de alcoholemia durante las actividades acuáticas recreativas, la educación y el uso de chalecos salvavidas son algunas de las medidas que pueden ayudar a prevenir ahogamientos.
Aguas contaminadas por vertidos de aguas residuales: un riesgo grave para la salud y el turismo
La contaminación del agua con aguas residuales y excretas es muy común y afecta a un gran número de personas que utilizan aguas de recreo. La mayoría de las personas afectadas presentan síntomas gastrointestinales leves. Uno de los agentes patógenos más comunes y peligrosos que se encuentra en las aguas residuales no tratadas es la bacteria E.coli O157. Esta bacteria, que afecta al tubo digestivo, puede causar pérdidas de sangre, diarrea aguda y fiebre. En un pequeño porcentaje de casos, la infección es lo suficientemente grave para provocar infecciones renales, hemorragias e incluso la muerte.
Hasta ahora no se ha alcanzado un consenso mundial para determinar un nivel aceptable de enterococo intestinal (bacteria que generalmente vive en el intestino) que sirva como organismo indicador en las playas. Sobre la base de las más recientes contribuciones científicas de todo el mundo, las Directrices establecen valores máximos de enterococo intestinal en las aguas de recreo, de modo que los organismos de reglamentación puedan reducir el riesgo de que los bañistas contraigan enfermedades gastrointestinales o enfermedades respiratorias febriles agudas. Se estima que en los países desarrollados la tercera parte de las aguas residuales vertidas en el medio ambiente no está adecuadamente tratada. En los países en desarrollo esa proporción podría ser aun mayor.
«Hemos visto con demasiada frecuencia a niños bañándose en las mismas aguas en que algunas madres lavan los pañales de sus hijos y algunas personas hacen sus necesidades. Tal vez la gente no tenga hoy otras alternativas, pero eso no significa que esto no sea un problema de salud», ha dicho la Dra. Bettina Genthe, microbióloga de la División de Agua, Medioambiente y Silvicultura del Consejo de Investigaciones Científicas e Industriales (CSIR) de Sudáfrica.
Cada año, millones de turistas pasan sus vacaciones en zonas costeras. El turismo es la tercera industria mundial y el primer sector económico en algunos Estados y regiones, entre ellos el Caribe. En palabras del Sr. Vincent Sweeney, Director Ejecutivo del Instituto de Salud Ambiental del Caribe, de Santa Lucía, «las cristalinas aguas azules que bañan las costas de los pequeños Estados insulares del Caribe constituyen uno de los principales atractivos para los visitantes». Sin embargo, en el Caribe y en muchas otras partes del mundo, millones de litros de aguas residuales no tratadas se siguen virtiendo en el mar cada año. Por lo tanto, añade el Sr. Sweeney, «en los Estados insulares, en los que todas las actividades realizadas en tierra, por ejemplo la agricultura, la industria y el turismo, afectan a las aguas costeras de recreo, es imprescindible disponer de los medios necesarios para establecer y mantener el nivel de limpieza de las aguas de recreo».
Los problemas relacionados con la calidad de las aguas de recreo no afectan únicamente a los países de bajos ingresos. Por ejemplo, en el Reino Unido, apenas algo más de la mitad de las playas del país están «recomendadas» por su limpieza, según la UK Marine Conservation Society’s 2003 Guide. Además, 53 playas no reúnen los requisitos mínimos de calidad del agua establecidos por la Unión Europea. En un estudio realizado en 2000 por «Surfers Against Sewage», una organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido que aboga por la prohibición de los vertidos de aguas residuales no tratadas y parcialmente tratadas, así como de residuos tóxicos en el mar y en las aguas insulares, notificó de casi 900 casos de enfermedades causadas por la contaminación de las playas y las aguas costeras del Reino Unido.
El próximo paso: hacer más seguras las actividades acuáticas recreativas en los países, y planificar medidas futuras Sobre la base de los mejores conocimientos científicos disponibles, las Directrices de la OMS ayudarán a las autoridades regionales, nacionales y locales de todo el mundo a adoptar un enfoque general en lo concerniente a la prevención de los problemas de salud relacionados con actividades acuáticas.
Los países de la Región de Americana se han mostrado particularmente activos a la hora de utilizar las Directrices en la formulación de sus políticas nacionales. Por ejemplo, México ya ha incorporado los principios de las Directrices en ciertos reglamentos nacionales.
«La gente reconoce que las aguas de recreo inseguras y sucias suponen un problema de salud pública, pero hasta ahora muchos de los países de esta región no tenían un marco de referencia para elaborar una política normativa eficaz. Especialmente para los países cuyos recursos son limitados, estas Directrices establecen excelentes indicadores para determinar de qué manera las medidas de prevención arrojan los máximos beneficios y rendimiento», ha dicho el Dr. Henry Salas, asesor regional de la OMS sobre protección ambiental en América.
Si bien las Directrices representan un avance fundamental para prevenir defunciones y discapacidades relacionadas con actividades acuáticas recreativas, aún queda mucho por hacer. En los próximos años, la OMS colaborará con los gobiernos nacionales para desarrollar la capacidad institucional con miras a poner en práctica todas las actividades de prevención y vigilancia recomendadas en las Directrices.
La OMS planea ampliar el contenido de sus Directrices sobre seguridad de los entornos de aguas de recreo. Las futuras revisiones incorporarán cuestiones relativas a los riesgos para la salud pública concernientes específicamente a los niños, que suelen estar particularmente expuestos, y peligros relacionados con el baño en aguas tropicales, sobre los que actualmente existe información insuficiente para proporcionar una orientación sólida. La OMS prevé publicar en 2004 un segundo volumen de las Directrices, que se referirá a la seguridad para la salud en piscinas, balnearios y entornos de aguas de recreo similares.