La contaminación del aire y del agua, y otros peligros medioambientales conexos, matan cada año en todo el mundo más de tres millones de niños menores de cinco años.
La industrialización, el crecimiento de la población urbana, el cambio climático, la utilización cada vez mayor de productos químicos y la degradación del medio ambiente exponen a los niños a riesgos que hace unas pocas generaciones ni siquiera se podían imaginar. Sin embargo, las amenazas más mortíferas siguen siendo viejos factores básicos bien conocidos: el agua insalubre, la falta de saneamiento, el paludismo y la contaminación del aire en locales cerrados.
Aunque sólo el 10% de la población del mundo son niños menores de cinco años, ese grupo de edad sufre el 40% de la carga de enfermedad relacionada con el medio ambiente. Ello se debe en parte a que ingieren más cantidad de sustancias nocivas en proporción a su peso corporal, y en parte a que tienen menos fortaleza y menos conocimientos sobre el modo de protegerse.
Para ilustrar el impacto del medio ambiente en la salud de los niños, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar el primer atlas sobre salud infantil y medio ambiente. Presentado en el marco de la Cuarta Conferencia Ministerial Europea sobre Salud y Medio Ambiente, en Budapest (Hungría), la obra reúne una serie de datos sobre los efectos de los riesgos ambientales en la salud de nuestros niños que, observados en conjunto, ofrecen una imagen gráfica de los peligros que afrontamos todos y de las razones por las cuales cada año mueren más de tres millones de menores de cinco años en todo el mundo.
«Los niños son quienes más sufren los peligros ambientales. Es inaceptable desde todos los puntos de vista que los miembros más vulnerables de la sociedad sean quienes paguen el precio de la incapacidad para proteger a la salud frente a los peligros medioambientales», ha declarado el Dr. LEE Jong-wook, Director General de la OMS, con ocasión de la presentación de la obra.
La Declaración del Milenio de las Naciones Unidas pide a los gobiernos que reduzcan en dos terceras partes la mortalidad de los niños menores de cinco años antes del final de 2015. Puede que sea una de las metas más ambiciosas. «Es una llamada de atención para nosotros, y para el mundo entero. La cifra de defunciones infantiles es alarmante. Refleja una funesta imagen de desatención. Tenemos que afrontar la realidad y actuar de inmediato para que el futuro sea brillante y sostenible», ha declarado la Dra. Kerstin Leitner, Subdirectora General de la OMS para Desarrollo Sostenible y Ambientes Saludables.
Profusamente ilustrado, el atlas muestra con claridad las amenazas que acechan a los niños por doquier. Subraya el impacto de la pobreza en la salud infantil y los esfuerzos que es necesario desplegar para afrontar los problemas medioambientales. Asimismo, se abordan las interrelaciones, los vínculos y las repercusiones del ambiente en la salud de nuestros niños. No se puede ignorar la crisis, frente a la que hay que actuar con urgencia, pero también hay ejemplos que muestran el camino que tiene que seguir el mundo para velar por que nuestros hijos hereden un planeta más seguro y un futuro brillante.
Salud y medio ambiente – Algunos de los datos presentados en el atlas:
- El agua sucia causa diarrea, que mata, según se estima, a 1,8 millones de personas en todo el mundo; de ellos, 1,6 millones son niños menores de cinco años. También es responsable de muchas otras enfermedades, por ejemplo, cólera, disentería, enfermedad del gusano de Guinea, fiebre tifoidea y helmintiasis.
- El 86% de las aguas residuales urbanas de América Latina y el Caribe y el 65% de las de Asia se vierten sin tratar en ríos, lagos y mares.
- El río Ganges, por ejemplo, recibe cada minuto 1,1 millones de litros de aguas residuales sin tratar, cifra particularmente alarmante si se considera que en un gramo de heces de esas aguas puede haber 10 millones de virus, un millón de bacterias, 1000 quistes de parásitos y un centenar de huevos de helmintos. Se contraen por ello enfermedades tales como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea, helmintiasis y tracoma.
- Alrededor de un millón de niños mueren cada año por causa de enfermedades provocadas por la contaminación del aire en sus hogares. En más del 75% de las casas de la mayoría de los países de Asia y África se utilizan para cocinar combustibles sólidos tales como madera, estiércol, carbón o restos vegetales, que producen un humo negro que, inhalado, provoca o agrava diversas afecciones respiratorias, como la neumonía u otras infecciones.
Los datos del atlas pueden consultarse en Internet en la dirección: http://www.who.int/ceh/.