Un grupo de autores examina los efectos de la exposición al ruido sobre la salud y analizan las estrategias de prevención.
El ruido está omnipresente en la vida cotidiana y puede tener efectos para la salud, tanto auditivos como no auditivos. La pérdida auditiva inducida por el ruido presenta una elevada prevalencia en entornos laborales y cada vez tiene una mayor relación con la exposición al ruido de carácter social (por ejemplo, escuchar música a través de auriculares). El conocimiento que se tiene de los mecanismos moleculares que intervienen en el deterioro de las células ciliadas y los nervios inducido por el ruido ha aumentado considerablemente y es probable que dentro de diez años ya se disponga de fármacos preventivos y terapéuticos.
Cada vez es mayor el número de indicios de los efectos no auditivos de la exposición al ruido ambiental sobre la salud pública. Estudios observacionales y experimentales han demostrado que la exposición al ruido ocasiona molestias, alteraciones del sueño y somnolencia diurna, afecta a la evolución de los pacientes y al desempeño del personal clínico en los hospitales, aumenta la incidencia de la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares y reduce el rendimiento cognitivo de los escolares.
En este artículo de revisión se hace hincapié en la importancia de disponer de estrategias adecuadas de prevención y mitigación del ruido para la salud pública.