Habitabilidad y salud en la ciudad: recursos para una mirada con enfoque One Health

Extracto de la presentación del documento de trabajo

El enfoque a la salud en los entornos construidos ha obtenido en etapa reciente, especialmente tras el periodo de pandemia, creciente atención. No se trata por supuesto de un foco nuevo, pero sí con ramificaciones que permiten ofrecer nuevas perspectivas de apoyo desde lo técnico, que ponen de manifiesto que trabajar por la sostenibilidad sin operar paralelamente en la dirección de la salud no es ya una opción deseable.

En esta dirección, destaca la relevancia de un enfoque que, si bien tiene antecedentes conceptuales en trabajos como los del propio Hipócrates, y de forma más reciente en acepciones como la de One Medicine de Calvin Schwabe, solo en las últimas décadas ha comenzado a cristalizar: el de One Healh o Una Sola Salud. Profundiza en esa vía poniendo especial énfasis en las relaciones y los impactos cruzados entre la salud de las personas, de los animales y del propio medioambiente. Su importancia no reside por tanto en que son tres las categorías que se contemplan, sino en el enfoque integrado. Es una base que escenarios como el del COVID solo han venido a resaltar y que ponen igualmente de manifiesto realidades como la pérdida de biodiversidad asociada a la propia actividad humana (a pesar de la importancia que precisamente tiene para nuestra salud).

La ciudad, como uno de los entornos críticos de encuentro e interrelación de esos tres grupos, se convierte en escenario clave para abordar la cuestión. Tal como ha evidenciado el trabajo en el seno de programas saludables de la OMS desde finales de los ochenta y como en su momento puso también de manifiesto la llamada Revisión Marmot para el caso de Inglaterra, sacando a la luz la relación entre salud (y desigualdades en salud), ordenación territorial y entorno construido, siendo aquella condicionada por estos.

El enfoque, en consonancia, implica atención desde una doble perspectiva, particularmente cuando trabajamos en entornos construidos: por un lado, considerando la responsabilidad de nuestras intervenciones sobre la salud de los ecosistemas y la nuestra propia, de intervenir tanto frente a lo ya acontecido como de tratar de mitigar posibles disfunciones y problemáticas futuras; por otro, especialmente en esta segunda dirección, de profundizar en los impactos que una determinada intervención tiene para el resto de ámbitos.

Por Carmen Devesa Fernández y Silvia Fernández Marín
AEICE – Clúster de Hábitat Eficiente

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