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Ecosistemas y bienestar humano

por SESA
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Prefacio del documento publicado por la Organización Mundial de la Salud:

Está cada vez más claro que el crecimiento de la población y el desarrollo económico están conduciendo a rápidos cambios en nuestros ecosistemas mundiales. En reconocimiento de ello, el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Kofi Annan, en un informe del año 2000 a la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulado “Nosotros los Pueblos: El Papel de las Naciones Unidas en el Siglo 21”, hizo un llamado para que se llevara a cabo la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EM). Desde el año 2001, la EM ha trabajado para evaluar las consecuencias del cambio en los ecosistemas para el bienestar humano, y establecer las bases científicas de las acciones necesarias para mejorar la conservación y el uso sostenible de dichos sistemas, de forma que continúen proveyendo los servicios que sostienen todos los aspectos de la vida humana.

La evaluación ha involucrado a más de 1.300 expertos alrededor del mundo. Sus resultados proporcionan la evidencia más contundente hasta ahora obtenida del impacto de nuestras acciones sobre el mundo natural. Ellos demuestran, por ejemplo, que en los últimos 50 años los seres humanos han cambiado los ecosistemas naturales más rápida y extensivamente que en cualquier otro período comparable en la historia humana. Esta transformación del planeta ha contribuido a lograr aumentos netos sustanciales en el bienestar humano y el desarrollo económico. Pero no todas las regiones y grupos humanos se han beneficiado de este proceso, y muchos se han visto perjudicados. Además, los costos asociados a estas ganancias solamente hoy en día están siendo evidentes. De los “servicios” de los ecosistemas examinados, desde la regulación de la calidad del aire hasta la purificación del agua, aproximadamente un 60% se está degradando o se está utilizando de forma no sostenible.

Los bienes y servicios de la naturaleza son el fundamento básico de la vida y de la salud, aunque en las sociedades modernas esta dependencia fundamental puede ser indirecta, desplazada en el espacio y en el tiempo, y por lo tanto, pobremente reconocida. Estas relaciones más distantes y más complejas significan que ahora necesitamos mirar a la salud ambiental a través de una lente más amplia. Los riesgos de salud ya no son simplemente un resultado de exposiciones localizadas a las formas “tradicionales” de contaminación – aunque ciertamente ellas todavía existen. Son también el resultado de presiones más amplias sobre los ecosistemas, desde el agotamiento y la degradación de los recursos de agua dulce hasta los impactos del cambio climático global sobre los desastres naturales y la producción agrícola. Como ocurre con los riesgos más tradicionales, los efectos perjudiciales ocasionados por la degradación de los servicios de los ecosistemas están siendo padecidos de forma desproporcionada por los pobres. Sin embargo, a diferencia de esos peligros más tradicionales, el potencial para sorpresas desagradables, como la aparición y propagación de nuevas enfermedades infecciosas, es mucho mayor.

Este informe es un llamado al sector de la salud para que atienda no solamente las enfermedades que resulten de la degradación ambiental, sino también para que aseguren que los beneficios que el medio ambiente natural proporciona a la salud y al bienestar humanos se preserven para las generaciones futuras.

LEE Jong-wook
Director General Organización Mundial de la Salud

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Más información:
http://www.maweb.org/en/index.aspx

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