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Ética y salud pública

por SESA
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Introducción del texto publicado por la Fundación Víctor Grífols i Lucas:

La atención que ha merecido la ética desde la salud pública ha sido menor que la que se le ha dedicado desde la medicina. Esta dedicación fue inicialmente motivada por el descubrimiento de las atrocidades que, con el propósito de la experimentación clínica, se llevaron a cabo en los campos de concentración nazis pero, posteriormente, se ha ido desarrollando en torno a la práctica asistencial y el respeto a los derechos del paciente, especialmente para garantizar su autonomía.

En cambio, la salud pública no se ha sentido atraída por las consideraciones éticas, a pesar de que la práctica sanitaria se enfrenta a dilemas éticos importantes, entre los cuales conviene destacar los potenciales conflictos entre los intereses particulares —de personas y de grupos— y también con los de la sociedad en su conjunto, lo que hace años denominábamos el bien común.

Este desinterés quizá se ha disimulado por el recurso habitual al utilitarismo cuando se trata de establecer las prioridades y de diseñar las intervenciones de la sanidad colectiva características de la salud pública, pero seguramente también se ha debido al peso de la tradición, puesto que el movimiento higienista del que nace la salud pública moderna bebe en las fuentes del despotismo ilustrado.

Sin embargo, desde hace unos años, se han empezado a producir iniciativas destinadas a recuperar el tiempo perdido y a fomentar el desarrollo de las aplicaciones específicas de la ética a los diversos ámbitos de la salud pública, como actividad sanitaria dirigida a la población y como orientación deontológica a la práctica profesional. Si bien es verdad que hasta ahora han sido bastante ajenas a los ámbitos académicos y profesionales de la salud pública en España, nos
pueden servir de estímulo y documentación para recuperar nuestro retraso.

En cualquiera de sus aspectos, las actividades de la salud pública podrían beneficiarse de la aplicación de consideraciones éticas, sin olvidar que también es posible una utilización inadecuada que, por ejemplo, sirviera como coartada para conculcar los principios y valores que pretenden respetarse. De ahí la oportunidad de la ponencia de Ricard Meneu, mediante la cual se enfrentan directamente estas cuestiones sobre el ámbito, el papel y los límites de esta nueva mirada por parte de quienes venimos del sector de la sanidad. Esta mirada se encuentra con la de los participantes provenientes del ámbito de la ética, la filosofía y el derecho, y requiere cierta confraternización para facilitar el entendimiento mutuo, además de, esperemos, el intercambio necesario. Esta cuestión la resalta el corolario del relator del encuentro, Joan Pons.

Como una aportación afortunada debe calificarse la de Ildefonso Hernández, encargado de presentar la segunda ponencia del encuentro. No en vano fue, hasta pocos meses antes, el responsable de Salud Pública en el Gobierno español. Su experiencia y sus reflexiones tienen un sesgo especialmente atractivo, puesto que nos permiten apreciar de manera muy próxima lo que puede proporcionar la aplicación de la ética a los planes y programas de salud pública que se están llevando a cabo, con el añadido de que él fue el autor de los primeros borradores de la ya vigente Ley General de Salud Publica 31/2011 de 4 de octubre, en la que se hace referencia explícita a los derechos y deberes de los ciudadanos y de la administración, de modo que el recurso a las valoraciones éticas como principio orientativo de las intervenciones salubristas será de particular conveniencia. Esto lo manifiesta el comentario del relator, al referirse al debate suscitado por la respuesta de las autoridades sanitarias frente a problemas de gran magnitud, como la reciente pandemia gripal.

Finalmente se esboza lo que pudiera resultar en un compromiso de continuidad de los participantes en el encuentro y de los que vayan incorporándose a la llamada en un futuro próximo. Como responsable de la última de las sesiones de trabajo, mi presentación inicial consistió en una invitación a las ideas, aportaciones y sugerencias de los presentes, además de proporcionar una breve introducción en forma de anexo con la pretensión de facilitar un lenguaje común sobre la salud pública, sus funciones y actividades. De nuevo, este apartado es objeto de una coda mediante la cual el relator del encuentro insiste en la necesidad de hacer un esfuerzo de sensibilización hacia los agentes implicados en la formación, acreditación y actividad profesional de la salud pública.

Andreu Segura
Coordinador del encuentro

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